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SOROLLA, LAS OBRAS MÁS ÍNTIMAS DEL ARTISTA EN UNA EXPOSICIÓN PATROCINADA POR IBERCAJA

Del 16 de febrero al 14 de marzo en Jaén, más de ciento cincuenta piezas en pequeño formato procedentes del Museo Sorolla.

(JAÉN, 16 FEB.)- Un autorretrato y más de ciento cincuenta obras de pequeño formato del pintor valenciano Joaquín Sorolla, pueden contemplarse, gracias al patrocinio de Ibercaja, en el Museo Provincial de Jaén. La exposición, organizada en colaboración con el Ministerio de Cultura, el Museo Sorolla y la Diputación Provincial de Jaén, tendrá lugar del 16 de febrero al 14 de marzo de 2005.

La exposición “Sorolla íntimo” llega a Jaén desde la ciudad de Córdoba, donde fue visitada por los Príncipes de Asturias y por la ministra de Cultura, Carmen Calvo.

Entre las obras que los jienenses podrán admirar abundan paisajes, marinas y escenas costumbristas, además de algunos retratos, temáticas muy frecuentes en Sorolla. El “Autorretrato con sombrero” que preside la exposición es un óleo sobre lienzo de 53 por 53 centímetros pintado en 1912, cuando el pintor contaba cuarenta y nueve años.

Los pequeños cuadros o “notas de color” se presentan divididos en 30 paneles que corresponden a distintas fechas y escenarios y desvelan una labor del artista que no ha sido valorada hasta el momento, aunque son muy frecuentes sus ventas en subastas. Según los expertos, en los cuadros de pequeño formato, el pintor se manifiesta de forma diferente a sus grandes lienzos. Son obras pintadas para su deleite y para "soltar la mano", en el argot de los artistas.

La muestra recorre las distintas etapas del pintor desde 1880 hasta 1918, año en que deja de producir estas obras de pequeño formato. Abundan las escenas de sus períodos de formación (1880-1889), de consolidación (1890-1899) y de los primeros años de su etapa de culminación (1900-1911). A partir de 1906 escasean en su producción, aunque se presentan ejemplos de hasta 1911.

De sus últimos años (1912-1920) se exhiben varias notas de color relacionadas con la decoración de The Hispanic society of America de Nueva York, y algunas muestras de San Sebastián (1917-18), que cierran la ejecución de las mismas.

Esta exposición, que recorrerá otras ciudades de la zona de actuación de Ibercaja, es la segunda muestra que Ibercaja lleva a Jaén; en el año 2003, los jienenses pudieron disfrutar con “La Mirada de Goya”, exposición que reunía un autorretrato del artista aragonés y una selección de grabados.

“NOTAS DE COLOR”

Según Florencio de Santa-Ana y Álvarez-Ossorio, director del Museo Sorolla estos pequeños cuadros no deben ser considerados apuntes preparatorios, sino “notas de color” en las que el artista se expresaba libremente “ante unos determinados efectos de la naturaleza o unas cotidianas funciones por parte de sus familiares, de trabajadores del campo o del mar.” Casi todos están pintados al aire libre, directamente del natural.

No suelen presentar una paleta brillante en exceso, si exceptuamos los de los últimos años, porque al no estar condicionado por las modas o imperativos de encargos, el pintor se manifiesta libremente. Esta es la principal característica que separa los grandes de los pequeños formatos en Sorolla.

Los soportes son diversos según la etapa de ejecución de las obras: desde cartones, unos preparados y otros no, hasta tablillas, aprovechadas o industrializadas, pasando por restos de lienzos, normalmente pegados sobre soportes, o cartones de fotografías o éstas mismas, que probablemente recogía del taller de su suegro Antonio García del Castillo que era fotógrafo.

Sobre estos pequeños soportes Sorolla aplica el pigmento de forma muy distinta: muy disuelto o espeso, aplicado con pinceles de pelo largo o corto, empastados, con aplicaciones grumosas, o tratados como acuarela; son frecuentes los barridos y en ocasiones experimenta con la espátula.

“La pincelada – escribe el director del Museo Sorolla- tiene distintos modos, desde la característica del realismo más recalcitrante a un fauvismo desaforado, pasando por facturas impresionistas, divisionistas y nabis, aunque no hay que olvidar el expresionismo que no posee una forma especial de manifestarse. En muchísimos casos las distintas formas de ejecución se entremezclan, como ocurre en su obra mayor”


SOROLLA, PASIÓN POR LA LUZ

A caballo entre el siglo XIX y el XX, Joaquín Sorolla es uno de los artistas españoles más apreciados universalmente. Las pinturas con las que consiguió grandes éxitos en su época, cien años después conservan la frescura y la vivacidad de antaño y son tan admiradas como entonces.

Desde el comienzo de su formación, Sorolla sintió una atracción irresistible por la luz mediterránea. La luz y el mar cautivaron su sensibilidad artística, lo que determinó su preferencia por la pintura al aire libre, sus cielos azules y la alegría contagiosa que irradian sus óleos.

Aunque amaba todos los paisajes españoles, es en el mar de Valencia donde la naturaleza le cala más hondo y le hace crear las más bellas escenas de playa. "Solo cuando pinto estoy bien...pero nunca como en Valencia", dijo en una ocasión.

Joaquín Sorolla nació en Valencia en 1863 y se quedó huérfano a los dos años. En la Escuela de Artesanos de su ciudad natal empezó a recibir clases del escultor Cayetano Capuz y a los quince años se matricula en la Escuela de Bellas Artes, donde se formó dentro de los dictados académicos.

En 1880 empezó a dedicarse profesionalmente a la pintura. Tras encontrar una primera fuente de inspiración en la obra de Velázquez y Ribera, en 1885 entra en contacto con el realismo-naturalismo en París, a través de Jules Bastien-Lepage y Adolf Menzel y después con la escuela escandinava.

Con sus temas costumbristas, sus pinturas de marineros y pescadores y sus azules escenas de playa, Sorolla participó en numerosos certámenes nacionales e internacionales en los que fue premiado en numerosas ocasiones. Recibió, por ejemplo el "Gran Prix" en la Exposición Universal de París, en 1900 y la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901.

CULMINACIÓN

En 1900, Sorolla comienza la etapa de culminación. La luz mediterránea de Valencia, la tradición velazqueña y las demás influencias que asimiló, dominadas por su genialidad y sensibilidad hicieron de él uno de los pintores consagrados más cotizados de su tiempo.

Obtenido ya el respaldo de la crítica y el público, Sorolla inició una experiencia de pintura más personal, creando un estilo de largas pinceladas y el desarrollo total del luminismo hasta 1905. A partir de esa fecha baja el brillo del tono.

De esta época –entre 1900 y 1905- hay numerosos ejemplos en la exposición, paisajes en pequeño formato de San Sebastián, de León, Asturias, Holanda, Pasajes de San Juan y Valencia.

Durante este periodo, hasta 1911, diversifica la temática de sus lienzos porque comienza a pintar en distintas regiones españolas, desarrolla el paisaje campestre y las representaciones de jardines, también toca los ambientes urbanos. Tal variedad de temas y la rapidez de plasmarlos le permitió hacer en cinco años once exposiciones individuales en Europa y Estados Unidos.

LOS ÚLTIMOS AÑOS

Su último periodo, de 1911 a 1920, estuvo determinado por la realización de "Las provincias de España", serie pictórica realizada para decorar la Biblioteca "The Hispanic Society of America" de Nueva York. El pintor hizo catorce paneles de tres metros y medio de alto por un total de 70 de largo, con los que recogió la España pintoresca de principios de siglo. Casi todas las notas de color que se presentan en la muestra de este periodo están relacionadas con esto paneles.

En la obra final de Sorolla existe una tendencia hacia la esquematización de las formas. En ocasiones el pintor prescinde del dibujo e insiste en la pura mancha, como se observa en la obra de pequeños formado de Donostia, realizada entre 1917 y 1918. A partir de estos años deja de pintar en formato pequeño.

Hasta que en 1920 una ataque de hemiplejia le hizo abandonar los pinceles, Sorolla tuvo tiempo de realizar algunos de sus más bellos cuadros dedicados a los paisajes de San Sebastián y Castilla, los jardines de Granada y Sevilla y a sus queridas playas de Valencia. Muere en 1923.