La Bitácora XXI. La Agenda 2030: luces y sombras

Continúan en mayo los encuentros organizados por La Bitácora XXI, un foro de ideas, de reflexión, de diálogo.

Tal vez nunca la humanidad ha tenido una conciencia tan fuerte de que estamos embarcados en una misma nave y que las posibles vías de agua afectarán, antes o después, a todos. La globalización, las nuevas tecnologías y las amenazas de un deterioro de la naturaleza han contribuido a esa percepción.

Como respuesta a ello, la ONU aprobó en 2015 “La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, un plan que contiene 19 objetivos y 169 metas con el fin “poner fin a la pobreza y el hambre… y proteger el planeta”. Hoy la Agenda 2030 y su logotipo está omnipresente en administraciones, instituciones, empresas, publicaciones.

Es difícil no estar de acuerdo con los objetivos generales, también el Papa Francisco señaló, en su discurso en la ONU, “La adopción de la Agenda… es una importante señal de esperanza”. Ello ha provocado que sean muchos los que abrazan el plan como una tabla de salvación del planeta y del futuro de la humanidad, descalificando a quién se atreve a pensar lo contrario.

El carácter utópico del documento ha sido denunciado como una debilidad del mismo, al no tener en cuenta la asimetría del desarrollo y las condiciones económicas, sociales y políticas en los distintos países.

Aunque sean plausibles todos los objetivos, no son pocos los que ven una amenaza tras la lectura de las metas y, sobre todo, de cómo se implantarán. Ese caldo de cultivo ha generado una oposición frontal por parte de muchos colectivos y personas que ven en la Agenda, una nueva Constitución del Nuevo Orden Mundial que recortaría libertades, derechos y responsabilidades de los seres humanos en favor de un control estatal nacional y supranacional.

Para abordar el estudio del documento, que no deja a nadie indiferente, para conocer sus luces y sus sombras, contamos en esta ocasión con Monseñor Benardito Auza, quien además de ser actualmente Embajador de la Santa Sede en España, ha sido Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y firmante de los documentos vaticanos sobre la materia.   

Entrada libre previa inscripción hasta completar aforo. 

La reserva a la que da derecho la inscripción se guarda hasta cinco minutos antes del comienzo de la actividad.

Público en general.