La pintora Ana Bella Bravo nació el 30 de abril de 1970 en la ciudad más relevante del Sáhara Occidental, El Aaiún, aunque pasó toda su infancia y adolescencia en Salamanca, donde inició su formación artística. Posteriormente continuó desarrollando su trabajo en su taller de la ciudad de Guadalajara, donde reside actualmente.
La belleza y la estética han sido su leitmotiv profesional, plasmado de forma inequívoca en su particular visión de un surrealismo modernista que ha recibido el aplauso de la crítica artística.
Una simple ojeada a sus creaciones revela la influencia de Vincent van Gogh, alejándose del academicismo y ofreciendo una visión muy personal del instante, con un marcado trazo impresionista a lo largo de toda su obra.
La fuerza del color es otra de sus grandes señas de identidad, presente en toda su trayectoria, y que le ha permitido mostrar su legado en numerosos espacios expositivos.
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