María Novella Rodríguez

María Novella Rodríguez

María nació en Zaragoza el 21 de junio de 2006, siempre ha sido una amante de la lectura. Es la ganadora de los “V Microduelos de sangre de Luminaria 2022”, “Concurso de relatos de los museos de Aragón 2022” y finalista de la 60ª edición “Coca-cola jóvenes talentos de relato corto”, entre otros. Actualmente, compagina los estudios con la escritura de su primera novela de fantasía, que espera algún día llegue a vuestras estanterías

Llevaba días notando que le seguían. Siempre se sentía observado, pero cuando se giraba para ver si había alguien, solo se encontraba con desconocidos mirándole de manera extraña. Por eso, cuando descubrió quien era su perseguidor, se dejó llevar por el pánico.

Durante días había planeado como averiguar su identidad. Todos los días, cuando volvía de trabajar, pasaba por delante de aquel callejón sin salida. Era el lugar perfecto para confrontarle sin que huyera. 

Nunca se hubiera esperado encontrarse con él mismo. Era como si aquella versión suya hubiera pasado por un infierno, parecía cansado, pero en el fondo eran sus mismas facciones. En un acto reflejo, cogió una tubería de cobre del suelo del callejón y le golpeó en la cabeza. 

Y ahora allí se encontraba, en el sótano de su casa, con un clon suyo atado a una silla. 

Caminaba nerviosamente de un lado a otro de la habitación mientras esperaba a que se despertara, reaccionara, o dijera algo. No creía que lo que estaba sucediendo fuera real, pero la sangre que tenía sobre sus manos parecía decirle lo contrario. Hacía años que el mundo sabía que existían mundos paralelos, y que otras versiones de ellos podían vivir en esas realidades alternativas. 

También que esas personas no eran exactamente iguales a ellos. Las circunstancias hacen a las personas, y también las cambia. 

Aun así, nunca habría esperado que él, Todd Lancaster, contable sin importancia en una multinacional, sin un propósito de vida claro cuando se encontraba más lejos de los veinticinco y cinco que de los treinta, llegara a conocer a su gemelo malvado. 

Porque eso era lo que aquel doble debía ser. ¿Qué otro motivo tendría para haberlo estado siguiendo durante las últimas semanas? Seguro que tendría algún plan para hacerse pasar por él, robarle todo lo que poseía o coaccionarle para cometer algún crimen.

Por fin comenzó a mover los dedos de las manos, parpadeo un par de veces y abrió y cerró los ojos antes de fijar su vista en Todd. 

  • Tienes que dejarme libre – eso fue lo primero que dijo –. Todavía estás a tiempo.
  • De ninguna manera. Si lo hago, probablemente intentes asesinarme para continuar con tu plan. 
  • ¿Qué plan? ¿De qué hablas?
  • Llevas siguiéndome semanas. ¿De verdad piensas que no me había dado cuenta? Y no creo que lo hagas por casualidad. 
  • Te seguía, pero no por los motivos que crees. Vengo a detenerte antes de que cometas una atrocidad. Si tan solo me dejaras…

En ese momento sonó el timbre de la puerta principal. Todd introdujo rápidamente un pañuelo de tela en la boca de su clon, se intentó lavar las manos con un trapo y subió las escaleras hacia el vestíbulo. 

Mintió a su vecina mientras le miraba directamente a los ojos. Le dijo que los ruidos raros que había estado escuchando tan solo era él moviendo algunos muebles, y que las manchas rojas de su mano tan solo eran restos de pintura. 

Al cerrar la puerta, comenzó a darse cuenta de algo. Había asumido tan rápido que el Todd que tenía el sótano era el malvado basado en su apariencia, que no se había parado a pensar en otras posibilidades. Pero era él el que tenía un rehén en el sótano y las manos manchadas de sangre. 

Y si el Todd que había en el sótano era el bueno, ¿qué era lo que estaba tratando de impedir que hiciera? 

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