Carmen Bendito

Extracto

Ella solo quería poder ser persona durante unas horas, quería llorar y sentir dolor. Ágatha acababa de encontrar una carta de amor escondida debajo de una tabla en el suelo del estudio de su marido. Quiso vengarse de él y pensó que su mayor castigo sería vivir con la incertidumbre durante toda su vida. Él jamás sabría lo que había ocurrido ni por qué. Tal vez le dejaría una pequeña pista, porque lo amaba, al fin y al cabo. Así que firmó en el libro de visitas del hotel, con el nombre de la amante de su esposo. Ella viviría con la pena un tiempo, pero el dolor acabaría descolorándose con el tiempo, como una acuarela bajo la lluvia. Sin embargo, la incógnita de aquellos 11 días, perduraría para siempre en la cabeza de su marido.

Microrrelato 

Aún no había asimilado quién era, dónde estaba ni qué hora era. El mundo real le dio un golpe en los oídos cuando la alarma que había pospuesto hacía media hora, resonó en el silencio de su habitación. Se levantó y se vistió cual marioneta, movida por los hilos invisibles de su madurez inconsciente. Tenía que ir a trabajar, su cuerpo lo sabía y la guiaba por la casa hasta la puerta de salida. Otro día más de rutina y otro día menos para dejar de vivir en ese bucle temporal. Ya algo más consciente de su existencia, corrió hasta la parada del autobús, sin darse cuenta de que llevaba las zapatillas de estar por casa puestas.

Inventario. 

Siento que estoy vacía 
Que ya no me queda nada 
La lluvia cayó 
Y me limpió por dentro 
Pero al pasar 
Me arañó los huesos 
Y me caló el alma 
Corazón inundado de dolor 
Heridas que sangran fuego 
Quema mis fuerzas para seguir 
Y mis ganas de 
Limpiarme la humedad 
A veces la soledad 
Es mi mejor aliada 
¿Dónde guardo todo eso 
que ya no me cabe? 
Debo hacer inventario 
De mis sentimientos 
Pa ver cuales he perdido 
Y cuales me hacen más daño.