LUZ INCREADA  presenta al público la más reciente creación de su pintora, creada expresamente para celebrar el aniversario del nacimiento de Goya.

Isabel Guerra, la Pintora de la Luz, ha declarado en numerosas ocasiones su admiración por la figura de Francisco de Goya como síntesis de las cualidades técnicas y creativas que no dejan de asombrar y cautivar desde hace más de dos siglos a varias generaciones de estudiosos de su legado. 

La preferencia de Isabel Guerra entre la obra de Goya se dirige especialmente al período de las llamadas  “Pinturas Negras” , aunque invita a los espectadores a fijar su atención en el conjunto de obras que el genial artista pintó como base para los tapices destinados a adornar las estancias palaciegas de los reyes ilustrados.

 “Los cartones para tapices”, un total de 83 piezas, fueron pintados por Goya entre 1775 y 1792, estructurados en varias series de diferente número de obras y temas cada una de ellas. Los cartones se llevaban a la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara para ser tejidos y luego dispuestos en los lugares asignados para ellos en las diversas dependencias de los palacios reales, según el gusto de los reyes Carlos III primero y Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma después.

Isabel Guerra, como otros reputados estudiosos de la obra goyesca, considera los cartones para tapices del gran maestro como una de sus más brillantes producciones pictóricas, que hasta mitad del siglo XX no ha sido valorada en la dimensión merecida.  Como homenaje al gran pintor y a modo de reivindicación de sus “cartones para tapices”, Isabel Guerra ha elegido una de las obras más complejas y particulares que componen el conjunto. Se trata de “La nevada” (también conocida como “El invierno”, pintada en 1786, (óleo sobre lienzo, 275 cm × 293 cm). Este “cartón” formaba parte de la serie de cartones para tapices que representaban las cuatro estaciones y que estaban destinados al comedor del príncipe en el palacio de El Pardo en Madrid. 

La forma de abordar el tema, el invierno, supuso una innovación sorprendente para la época, ya que Goya representa por primera vez en la historia de la pintura la crudeza del frío, sin recurrir a idealismos ni figuraciones románticas de la estación, como era lo habitual hasta entonces. En la obra de Goya, los protagonistas transmiten al espectador la sensación física de frío, la ventisca y la nieve.  

La obra de Isabel Guerra está realizada sobre lienzo con técnica acrílica y pigmentos, de 128 cm. de altura y 200 cm. de ancho. Ha sido trabajada especialmente para ser incorporada a esta exposición como homenaje a Francisco de Goya y demostración de la admiración que le suscitan los retos que asumió el gran maestro. 

Su título: “Encuentro con el maestro en el camino de la historia y sus borrascas” reúne la esencia del sentimiento de Isabel Guerra hacia la obra de Goya trayéndolo al momento presente como un mensaje de vitalidad y autenticidad dirigido al público.

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